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Tenemos la edad de nuestras arterias

Tenemos la edad de nuestras arterias

La evaluación de las arterias carótidas con ecografía y nuevos softs de análisis de las mismas permite estimar el grado de compromiso del endotelio (mediante el espesor íntima-media) y por lo tanto de la “carga aterosclerótica” del paciente. Es una información importante a la hora de decidir el tipo e intensidad de prevención cardiovascular a indicar.

Todos conocemos la importancia de prevenir enfermedades. Y también de preservar la salud. Esos dos conceptos parecen ser sinónimos. Sin embargo el segundo, además de ser más amplio, nos habla de la importancia de comenzar tempranamente para lograr el objetivo de mantenernos saludables. Pero a pesar de que esto parece muy lógico, con mucha frecuencia encuentro al interrogar a mis pacientes que consultan por “chequeos de salud” que muchos no saben responder a algunas preguntas básicas como:

¿cómo prevenir enfermedades o cómo preservar la salud?

¿qué es lo más importante que debemos hacer?

¿para qué esforzarnos? o bien

¿qué hay que prevenir?

A través de otras notas responderemos a las primeras preguntas, pero quisiera enfocarme en la última, pues todos han oído hablar de la aterosclerosis.

Hay un “preconcepto” con esta enfermedad: muchos piensan que es una entidad grave que, irreversiblemente, nos llevará a la muerte o a la demencia en poco tiempo. Y aquí es donde debemos aclarar algunas cosas:

La aterosclerosis es una enfermedad arterial, favorecida y acelerada por factores genéticos pero también por varios factores de riesgo cardiovascular especialmente el colesterol elevado, la diabetes y la hipertensión arterial entre otros.

La aterosclerosis no es una enfermedad de adultos mayores que aparece como una epidemia incontrolable en los últimos años de la vida. La aterosclerosis comienza a edad muy temprana. Es conocido el hecho, por ejemplo, que jóvenes de 20 años que habían muerto en la guerra de Vietnam, ya presentaban en su arteria aorta lesiones ateroscleróticas.

La aterosclerosis no es un proceso que ocurra “de un día para otro”. Poco a poco nuestras arterias van enfermando, cuando el colesterol sanguíneo se va depositando en su capa más interna, llamada endotelio. Allí, desencadena una importante inflamación, que con el paso del tiempo y por mecanismos hoy bien conocidos, va produciendo la enfermedad.

La aterosclerosis no es una obstrucción de una o varias arterias en forma aislada. Es un proceso que afecta a todos los vasos sanguíneos como las carótidas (que irrigan al cerebro),  las coronarias (que irrigan al corazón), las ilíacas y femorales (que irrigan las piernas), y muchas otras. Y cuando hay una arteria afectada es muy probable que lo estén también las demás.

Por último la aterosclerosis puede provocar obstrucciones arteriales de diferente severidad, obstruir el flujo en diverso grado y provocar lesión de órganos como infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares o severa incapacidad para caminar.

Sin embargo, no debemos “desesperar”. Hoy tenemos elementos muy importantes a nuestro alcance para hacer.

Primero podremos prevenir la enfermedad bajando el colesterol, corrigiendo la diabetes y la hipertensión arterial, hacer ejercicio, utilizar medicamentos anticoagulantes o antiagregantes, etc. que se aplican en cada individuo en forma personalizada y de acuerdo a la indicación del médico.

Segundo hoy disponemos de un arsenal terapéutico, tanto medicamentos como procedimientos invasivos que se dirigen a tratar las obstrucciones.

Por último está en nuestras manos hacer un diagnóstico temprano de la enfermedad y de sus factores de riesgo. Hoy disponemos de nuevos procedimientos que pueden medir la afección de las arterias desde etapas muy precoces, e incluso la función de las mismas antes de que estén afectadas estructuralmente. La aplicación de estos métodos permitirá, con otros elementos, identificar con certeza a los pacientes de riesgo y comenzar entonces en ellos tratamientos adecuados para retrasar o incluso revertir el daño.

Debemos tomar conciencia de esto para no “dormirnos”. Un paciente en riesgo no es necesariamente un paciente  mayor, sino que debemos estimar la posibilidad de enfermar desde muy joven. La suma de factores de riesgo permite hoy definir el riesgo de padecer una aterosclerosis con mucha precisión. La evaluación de la enfermedad arterial desde sus etapas más tempranas está al alcance de la mano. Esa enfermedad es la que marca nuestra “verdadera” edad. Lo importante es que podemos y debemos actuar para evitar daños mayores.

Dr. Ernesto Miguel Ylarri

Médico Cardiólogo

Profesor Adjunto – Escuela Superior de Ciencias de la Salud – Universidad del Centro de la Pcia. de Buenos Aires

Profesor Adjunto Profesional – Universidad Austral

Instituto Cardiovascular de Olavarría – Clínica María Auxiliadora

Bibliografía médica sugerida

J. Moreno, E. Alegría-Barrero, A. Cordero y colaboradores. Nuevas estrategias en prevención cardiovascular. Revista Médica de la Universidad de Navarra. Volumen 49 N° 3 Páginas 9-15, año 2005.

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