¿Qué son las fracturas por estrés?
Los especialistas de la Clínica María Auxiliadora Damián Arroquy, Luciano Mañero y Juan Manuel Barrios nos explican cuales son las causas de las fracturas por estrés en los deportistas.
Las fracturas por estrés representan el 1% de todas las lesiones del deportista, por lo que son consultas clínicas infrecuentes. Estas se producen como resultado de traumatismos de baja intensidad repetitivos sobre un hueso, superando su capacidad de adaptación.
Frecuentemente se producen en militares debido a su entrenamiento extremo, de hecho, este tipo de fractura fue descripto por primera vez por un cirujano militar. También se presenta a menudo en corredores, bailarines y en todo aquel que realice actividades repetitivas o que se somete a un entrenamiento intenso con mucha carga de trabajo.
Además de los traumatismos repetitivos que generan estas fracturas, factores del deportista como el consumo de alcohol, el tabaquismo, exceso de peso, disbalances musculares y alteraciones del apoyo, predisponen a su aparición. Por otro lado tenemos los factores predisponentes a consecuencia de la actividad, que son: cambios bruscos en la frecuencia e intensidad, retornos luego de ceses prolongados de inactividad, calzado inapropiado, técnicas inadecuadas y factores del terreno.
Son fracturas muy infrecuentes que pueden aparecer en cualquier hueso del cuerpo, sin embargo la tibia es el hueso más afectado con un 49,1%, principalmente en los corredores, siguiéndole el pie con 25,3% mayoritariamente en los basquetbolistas y luego le siguen el humero en los lanzadores, costillas en los golfistas, columna y peroné.
Estas fracturas cursan cuatro etapas, siendo la primera la de remodelación, en la cual comienzan los cambios adaptativos del hueso ante el estrés. Si este continua, pasamos a la siguiente etapa en la cual se producen microfracturas trabeculares generando la aparición del dolor. Luego se produce la fractura completa que con el reposo progresará a la última etapa de curación.
La presentación clínica de este tipo de fracturas esta caracterizado por la aparición del dolor de forma progresiva que en un principio es leve, por lo que la mayoría de los deportistas continúan con actividad, hasta que el dolor se torne intolerable, llevándolo a la consulta. Al examen físico es de vital importancia la correlación del interrogatorio al deportista con el dolor, que la mayoría de los casos presenta una localización puntual.
Luego que sospechamos esta lesión, los estudios complementarios que se solicitan, son las radiografías, que en etapas tempranas son normales. En base a esto último, se llegara al diagnostico mediante un centellograma y una resonancia. Por lo tanto si vemos esta fractura en una radiografía, estamos en presencia de un diagnóstico tardío.
En cuanto al tratamiento, los mas importante es el retiro temprano de la actividad para evitar que se produzca una fractura completa, y esto solo lo logramos si hacemos un diagnostico temprano. También hay que disminuir la carga sobre el hueso afectado, esto no significa que el paciente no apoye el miembro, sino que se pase a actividades de bajo impacto como bicicleta, natación o gimnasio. La inmovilización se reserva para las fracturas que afectan las articulaciones.
En cuanto al tratamiento quirúrgico, se implementa en aquellas fracturas de alto riesgo (Cuello femoral, Tibia) en las que ha fallado el tratamiento conservador.
Para finalizar, enfatizamos que lo más importante en este tipo de lesiones es el momento del retorno deportivo. Los criterios a tener en cuenta son la desaparición de los síntomas, cuando estemos seguros de haber respetado las etapas de rehabilitación (movilidad, propiocepcion y fuerza muscular) y por ultimo haber cumplido la última etapa de remodelación ósea que es más larga que las fracturas comunes y así entonces poder evitar la aparición de una nueva fractura en el mismo sitio afectado previamente.